2006-04-28

EL NEGRO


Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequívocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja. De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países. De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. A continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. Y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta. Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella. Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. Y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta.

Dedico esta historia deliciosa, que además es auténtica, a todos aquellos españoles que, en el fondo, recelan de los inmigrantes y les consideran individuos inferiores. A todas esas personas que, aun bienintencionadas, les observan con condescendencia y paternalismo. Será mejor que nos libremos de los prejuicios o corremos el riesgo de hacer el mismo ridículo que la pobre alemana, que creía ser el colmo de la civilización mientras el africano, él sí inmensamente educado, la dejaba comer de su bandeja y tal vez pensaba: "Pero qué chiflados están los europeos".

2006-04-27

BEBER COMO BESTIAS




Se dice que Richard Sheridan, el famoso dramaturgo inglés del siglo XVIII, preguntó una noche a un grupo de amigos:

–– “¿Vamos a beber como hombres o como bestias?”.

–– “Por supuesto que como hombres” –replicó el grupo.
“Entonces, nos vamos a poner una borrachera tremenda, ya que las bestias nunca beben más de lo necesario” –comentó Sheridan.


GANÓ LA APUESTA



Quevedo apostó con unos amigos a que era capaz de mencionar la cojera de la reina.
Aprovechó una recepción que se ofrecía en el palacio y le ofreció a la esposa de Felipe IV dos hermosas flores, mientras le decía:

“Entre el clavel y la rosa, Su majestad escoja”.

DOBLE TRABAJO, DOBLE PAGA



Una vez se le acercó a Isócrates un joven que, con gran derroche de palabras vanas, pidió ser admitido como discípulo.
Se dice que Isócrates lo admitió, pero quiso cobrarle el doble que al resto de los alumnos. Ante las protestas del candidato, el maestro repuso: “Contigo el trabajo es doble: a ti debo enseñarte primero a callar y, cuando hayas aprendido esto, a hablar correctamente”.

2006-04-26

UNA PENITENCIA UN POCO RARA




San Felipe Neri era un santo con gran sentido común. Trataba a sus penitentes de una manera muy práctica.
Una señora tenía la costumbre de irse a confesar donde él y casi siempre tenía el mismo cuento que decir: el de calumniar a sus vecinos. Por ello, san Felipe, le dijo:

–– “De penitencia vas a ir al mercado, compras un pollo y me lo traes a mí. Pero de regreso lo vas desplumando, botando las plumas en las calles conforme caminas”.

La señora pensó que ésta era una penitencia rara, pero deseando recibir la absolución, hizo conforme se le había indicado y por fin regresó donde san Felipe.

–– “Bueno, Padre, he completado mi penitencia”. Y le mostró el pollo desplumado.

–– “Oh, de ningún modo la has completado –le dijo el santo. Ahora regresarás al mercado y en el camino recoges todas las plumas y las pones en una bolsa. Entonces regresas donde mí con la bolsa”.

–– “¡Pero eso es imposible! –lloró la señora–, ¡esas plumas deben de estar ahora por toda la ciudad!”.

–– “Es cierto –replicó el santo–, pero tienes aún menor oportunidad de recoger todos los cuentos que has dicho sobre tus vecinos”.


UN METRO CUADRADO DE TIERRA



Un latifundista llamó a uno de sus pobres y le dijo: “Toda la tierra que pises mañana, desde el alba a la puesta del sol, será tuya”.
El pobre empezó a correr, sin detenerse durante todo el día.
El sol se ponía cuando sus ojos dejaron de ver y su corazón de palpitar. El día siguiente, el pobre hombre, dueño de tanta tierra, fue sepultado en un metro cuadrado.

ALGUIEN NOS ESTÁ VIGILANDO



Un policía de tráfico se dirigió a un conductor y le dijo:

–– “¿Qué le sucede amigo? ¿No vio usted la luz roja del semáforo?”.

–– “¡Oh, sí!” –le contestó el conductor–. “Yo vi la luz roja del semáforo, pero a quien no vi fue a usted”.

NO ADULAR



Estaba Diógenes comiendo lentejas, cuando le vio el filósofo Aristipo, quien le dijo:

–– “Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer lentejas”.
A lo que Diógenes replicó:

–– “Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey”.

DISFRUTAR LA VIDA




Cuenta L. Tolstoi que un hombre rico y emprendedor se horrorizó cuando vio a un pescador tranquilamente recostado junto a su barca, contemplando el mar y fumando apaciblemente su pipa, después de haber vendido el pescado.

–– “¿Por qué no has salido a pescar?” –le preguntó el hombre emprendedor.

–– “Porque ya he pescado bastante por hoy” –respondió el apacible pescador.

–– “¿Por qué no pescas más de lo que necesitas?” –insistió el industrial.

–– “¿Y qué iba a hacer con ello?” –preguntó a su vez el pescador.

–– “Ganarías más dinero –fue la respuesta– y podrías poner un motor nuevo y más potente a tu barca. Y podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que sacarías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas… Y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico y poderoso como yo”.

–– “¿Y que haría entonces?” –preguntó de nuevo el pescador.

–– “Podrías sentarte y disfrutar de la vida” –respondió el hombre emprendedor.

–– “¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?” –respondió sonriendo el apacible pescador.

NO LO VEO



Cierto día, el Cardenal Weisman discutía con un inglés utilitarista sobre la existencia de Dios. A los argumentos del gran sabio, respondía el inglés con mucha flema: “No lo veo, no lo veo”.
Entonces, el Cardenal tuvo un rasgo ingenioso. Escribió en un papel la palabra “Dios”, y colocó sobre ella una moneda:

–– “¿Qué ves?” –le preguntó.

–– “Una moneda” –respondió el inglés.

–– “¿Nada más?” –insistió el Cardenal.
Muy tranquilo, el Cardenal quitó la moneda, y preguntó:

–– “Y ahora, ¿qué ves?”.

–– “Veo a Dios” –respondió el inglés.

–– “¿Y qué es lo que te impedía ver a Dios?” –le preguntó de nuevo el Cardenal.

Y el inglés se calló como un muerto.

UN HOMBRE EJEMPLAR




Querían saber cuál era el hombre más virtuoso de los Estados Unidos. Y un día, los encargados del concurso recibieron esta carta: “Soy un hombre que hace quince años no entro en una cantina. Desde hace quince años no voy a un baile (aunque me dan muchas ganas), no he pisado un teatro en este largo tiempo, por más que deseo mucho ir al cine. Y en estos tres lustros nunca me he emborrachado”.

Los jueces del concurso iban a colocar el nombre de este señor entre los ganadores del premio “Mejor hombre de la nación”, pero tropezaron luego con una nota de la carta, que decía: “Dentro de cinco años saldré de la cárcel”.

2006-04-25

NO FIJARSE EN EL ASPECTO



Se encontraba una familia de cinco personas pasando el día en la playa. Los niños estaban haciendo castillos de arena junto al agua cuando, a lo lejos, apareció una anciana, con sus vestidos sucios y harapientos, que recogía cosas del suelo y las introducía en una bolsa.
Los padres llamaron junto a sí a los niños y les dijeron que no se acercaran a la anciana. Cuando ésta pasó junto a ellos, inclinándose una y otra vez para recoger cosas del suelo, dirigió una sonrisa a la familia. Pero no le devolvieron el saludo.

Muchas semanas más tarde supieron que la anciana llevaba toda su vida limpiando la playa de cristales para que los niños no se hirieran los pies.

NECESITABA POCO



A Sócrates también le tocó vivir en una sociedad de consumo, pero no se dejó llevar por la corriente. Él era pobre y desprendido, no tomaba más de lo que necesitaba. Un día, paseando por el mercado de Atenas, exclamó: “¡Cuántas cosas hay de las que no necesito!”.

UNA REUNIÓN ODIOSA



Hubo un día terrible en que el odio convocó a una reunión a todos los sentimientos nefastos del mundo. Y cuando todos estaban reunidos, dijo el odio:

“Los he reunido aquí porque quiero con todas las fuerzas matar al amor”.

Y trataron de matarlo el mal carácter, la ambición, los celos, la frialdad, el egoísmo, la indiferencia, la enfermedad. Ninguno logró el propósito.

Pero alguien dijo: “Yo mataré el amor”.

Y lo logró: fue la rutina

MIRAR EL CIELO Y LA TIERRA




Un astrónomo salía de noche a observar las estrellas. Una vez, cuando estaba absorto viendo el firmamento, no miró dónde ponía los pies y acabó en una zanja.

Uno que pasaba oyó sus gritos y corrió a sacarlo.

¿Cómo quieres descubrir lo que hay en el cielo si no eres capaz ni de ver lo que tienes ante tus narices?

UN ASNO ES MÁS BARATO



Un hombre llegó donde Sócrates con su hijo, y le pidió que se encargara de la educación del muchacho. El filósofo le dijo que le cobraría quinientas dracmas. Al rico le pareció mucho dinero:

–– “¡Es mucho dinero! Por esa cantidad podría comprarme un asno”.

–– “Efectivamente, le aconsejo que lo compre –dijo Sócrates. Así tendrá dos”.


APRENDER DE LAS AGUILAS



Entre las aves, el águila es la que vive mas tiempo, cerca de 70 años.
Pero para alcanzar esta edad, ella debe tomar una difícil decisión; nacer de nuevo.
A los 40 años sus uñas se encogen y se ablandan, dificultándole agarrar las presas de las cuales se alimenta. El pico alargado y puntiagudo, se encorva. Las alas envejecidas y pesadas, se le doblan sobre el pecho, impidiéndole emprender vuelos ágiles y veloces.
Le quedan al águila dos alternativas:

Morir o pasar por una dura prueba a lo largo de 150 días. Esta prueba consiste en volar a la cumbre de una montaña y buscar abrigo en un nicho cavado en la peña. Allí golpea el pico viejo contra la peña hasta quebrarlo. Y espera hasta que le crezca el nuevo y pueda con el arrancarse las uñas. Cuando despuntan las uñas nuevas, el águila extirpa las plumas viejas y después de cinco meses, crecidas las plumas nuevas, arranca a volar de nuevo, decidida a vivir otros 30 años.

A lo largo de la existencia, la posibilidad de sobrevivir y no caer en la mediocridad depende muchas veces de imitar el ejemplo del águila. El que se entrega, abatido, al peso del sufrimiento y de las dificultades, tiende a abreviar sus días o a vivir en rutina del sinsentido.
LO QUE ALGO VALE ALGO CUESTA

DOCENCIA

Hace años, un inspector visitó una escuela primaria. En su recorrida observó algo que le llamó poderosamente la atención, una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio, los alumnos hacían gran desorden; el cuadro era caótico.

Decidió presentarse:

- Permiso, soy el inspector de turno ¿algún problema?

- Estoy abrumada señor, no se que hacer con estos chicos... No tengo láminas, el Ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo que mostrarles ni que decirles...

El inspector, que era un docente de alma, vio un corcho en el desordenado escritorio. Lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:

- ¿Qué es esto?

- Un corcho señor... -gritaron los alumnos sorprendidos.

- Bien, ¿De dónde sale el corcho?

- De la botella señor. Lo coloca una máquina.., del alcornoque, de un árbol .... de la madera...,

- respondían animosos los niños.

- ¿Y qué se puede hacer con madera?, -continuaba entusiasta el docente.

- Sillas..., una mesa..., un barco...

- Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito? Escriban a que provincia argentina pertenece. ¿Y cual es el otro puerto más cercano? ¿A que país corresponde? ¿Que poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar? - Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.
La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:

- Señor, nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas Gracias.

Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra. Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden...

- Señorita...¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?

- Si señor, ¡cómo olvidarme! Que suerte que regreso. No encuentro el corcho.
¿Donde lo dejó?

EL BARBERO Y DIOS



Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba.
Como es costumbre en estos casos entabló una amena conversación con la persona que le atendía.
Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas.
De pronto, tocaron el tema de Dios.
El barbero dijo:

- Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.

- Pero, ¿por qué dice usted eso? -pregunta el cliente.

- Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe.
Oh... dígame, ¿acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos?
¿Habría niños abandonados?
Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad.
Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.

El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión.
El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio.
Recién abandonaba la barbería, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.
Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero.

- ¿Sabe una cosa? Acabo de darme cuenta que los barberos no existen.

- Cómo que no existen? -pregunta el barbero- Si aquí estoy yo y soy barbero.

- ¡No! -dijo el cliente- no existen, porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.

- Ah, los barberos si existen, lo que pasa es que esas personas no vienen a mi.

- ¡Exacto! -dijo el cliente-

¿QUE ES EL MATRIMONIO?



Un famoso maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que estaban en contra del matrimonio.
Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando este se apaga en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio.
El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relato lo siguiente:

"Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayó.
Mi padre la alcanzo, la levanto como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta.
A toda velocidad, rebasando, sin respetar los altos, condujo hasta el hospital. Cuando llego, por desgracia, ya había fallecido.
Durante el sepelio, mi padre no hablo, su mirada estaba perdida.
Casi no lloro. Esa noche sus hijos nos reunimos con el.
En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. El pidió a mi hermano teólogo que le dijera, donde estaría mamá en ese momento.
Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturo como y donde estaría ella.
Mi padre escuchaba con gran atención.

-De pronto pidió "llévenme al cementerio".

-"Papá" respondimos " ¡Son las 11 de la noche! ¡No podemos ir al cementerio ahora!" Alzo la voz y con una mirada vidriosa dijo:

-"No discutan conmigo por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años".

Se produjo un momento de respetuoso silencio.
No discutimos más.
Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador, con una linterna llegamos a la lapida.
Mi padre la acaricio, oró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos:

-"Fueron 55 buenos años... ¿Saben? Nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así".

Hizo una pausa y se limpio la cara.

-"Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis. Cambio de empleo" continuó:
"Hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad.
Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de seres queridos, rezamos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores...
hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿Saben porque? porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida.
Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera..."

Cuando mi padre termino de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lágrimas.
Lo abrazamos y el nos consoló:

-"Todo esta bien hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día".
Esa noche entendí lo que es el verdadero amor.
Dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, más bien se vincula al trabajo y al cuidado que se profesan dos personas realmente comprometidas.

Cuando el maestro termino de hablar, los jóvenes universitarios no pudieron debatirle.
Ese tipo de amor era algo que no conocían.





EVOLUCIÓN DE LAS MATEMÁTICAS



Enunciados de un problema matemático.

La reforma de la enseñanza nos interesa a todos. Un grupo de docentes ha examinado la cuestión del enunciado de un problema.

Plan de 1960: Un campesino vende un saco de patatas por 1000 pesetas. Los gastos de producción se elevan a 4/5 partes del precio de venta, ¿Qué beneficio obtiene?

Enseñanza tradicional 1970: Un campesino vende un saco de patatas por 1000 pesetas. Los gastos de producción se elevan a 4/5 partes del precio de venta, es decir, a 800 pesetas. ¿Que beneficio obtiene?

Enseñanza moderna 1970: Un campesino establece una correspondencia F entre un conjunto P de patatas y un Conjunto M de monedas. El cardinal del conjunto M es igual a 1000 y cada elemento PFM vale una peseta. Dibuja 1000 puntos gordos que representen los elementos del conjunto M. El conjunto G de los gastos de producción contiene 200 elementos menos que el conjunto M. Da respuesta a la pregunta siguiente: ¿Cuál es el cardinal del conjunto B de los beneficios? (Dibuja este conjunto en rojo)

Enseñanza renovada 1980: Un agricultor vende un saco de patatas por 1000 pesetas. Los gastos de producción se elevan a 800 pesetas y el beneficio es de 200 pesetas. Tarea: subraya la palabra "patatas" y discútela con tu compañero.

Enseñanza reformada, 1980: Un pallés kapitalista privilejiao s\`anrequesio injuttamente de 200 pelas con una tocha d\`patata, analisa el testo y busca Ias fartas d\´ortografía, de sintasi y de puntuasión y cuenta de que tu piensas de su manera de s\`enriquesé.

Enseñanza asistida por ordenador, 1990 Un productor del espacio agrícola en red de área global peticiona un data-bank conversacional que le displaya el day-rate de la patata. Después se baja un software computacional fiable y determina el cash-flow sobre pantalla de mapa de bits (bajo MS-D0S, configuración floppy y disco duro de 40 megabytes) Dibuja con el ratón el contorno integrado 3D del saco de patatas. Después haces un log-in a la Red por 36.15 código BP (Blue Potatoe) y sigues las indicaciones del menú.

Enseñanza 2000: ¿Qué es un campesino?



PAPI ¿TIENES TIEMPO PARA MI?



Papi ¿Cuanto ganas? Dijo el pequeño con voz tímida fijando sus expresivos ojos en su agotado padre que llegaba del trabajo.

-"No me molestes, hijo. ¿No ves que vengo muy cansado?

-"Pero, papi. Dime por favor ¿Cuanto ganas?" Insistió.

-"Doscientos pesos al día". Respondió el hombre irritado con tal de quitárselo de encima.

- El niño se cogió su saquito y le dijo: "Papi, ¿Me prestas cien pesos?

El padre monto en cólera y tratando con brusquedad al niño, le dijo: - "Así que para eso querías saber cuanto gano. Vete a dormir y no me estés molestando, muchacho aprovechado".

Ya había caído la noche cuando el padre se puso a meditar sobre lo ocurrido. El incidente lo hizo sentirse culpable. Tal vez su hijo quería comprar algo... Había estado muy ocupado en el trabajo últimamente y no estaba al tanto de los acontecimientos del hogar. Queriendo descargar su conciencia dolida, se asomó a la habitación del pequeño.

-"Hijo ¿Estas dormido?" El niño abrió los ojos a medias. "Aquí tienes el dinero que me pediste. ¿Para que lo querías?"

- El hijo metió la manita debajo de su almohada y saco varios billetes arrugados. - Es que quería completar. ¿Me vendes un día de tu tiempo?

LA PARABOLA DEL JEFE


Al principio de la humanidad. Cuando Dios creó el cuerpo humano, los órganos vitales del mismo comenzaron a discutir sobre quien seria el JEFE.
-El cerebro expuso: Yo debo ser el jefe, ya que ordeno el funcionamiento de todos ustedes. -Los ojos argumentaron: Nosotros deberíamos ser los jefes porque guiamos todo el cuerpo.

-El corazón dijo: Entonces yo debería ser el jefe, porque llevo la sangre para que todos funcionéis. -En ese caso, dijo el estomago: Yo seré el jefe, puesto que os alimento a todos.

-Las piernas se declararon jefes porque según ellas transportan todo el cuerpo.
Y todos los demás se indignaron por la cuenta que les traía, cuando la mierda pidió ser el jefe. Se rieron a carcajadas.


La mierda dijo: YO SERÉ EL JEFE

Y se negó a salir durante cinco días.
El cuerpo estallaba....
El estómago se sentía mal...
Los ojos se nublaban...
El corazón amenazaba con pararse...
Las piernas temblaban...

Y entonces todos gritaron: ¡¡QUE SEA LA MIERDA EL JEFE!!

Y DESDE ENTONCES...
CUALQUIER MIERDA PUEDE SER JEFE.